Phubbing, llegó para quedarse?

TECNOLOGÍA

Por momentos te has preguntado si los silencios incómodos ya no existen? Escenarios que antes se llenaban con intercambios sobre el clima, algún tabaco que se enrrolaba, el trago de una chela o el suspiro interminable, canaliza hoy en un pseudo consciente scrolleo. Una suerte de agujero negro en la pantalla del celular para calmar la efervescente ansiedad social.

En ese cyber express interminable que se genera, las personas que también están allí sin su celular, ¿a dónde han ido a parar?  Fue el lexicógrafo australiano Alex Haigh en 2012, quien introdujo el neologismo de “phubbing” o ningufoneo (en un intento de traducción) para explicar la acción de ignorar a alguien y prestar más atención al celular frente a los escenarios determinados por el cara a cara.

Sobre los humanos y su vínculo con la tecnología


Si bien el concepto tiene más de una década, es difícil encontrar datos sólidos sobre el phubbing en Latinoamérica. Algunos datos del 2021 a nivel mundial recogidos por la revista académica Computers in Human Behavior detallan que: 

-Un 66 por ciento de la población occidental sufre ‘nomofobia‘ o miedo a quedarse sin el teléfono móvil

-Más de un 85 por ciento de los poseedores de un teléfono móvil confiesan que lo miran mientras están reunidos con amigos o familiares; en el caso de los adolescentes, es un 50 por ciento

-Durante el año 2020 de la pandemia de coronavirus, se calcula que el número de horas dedicadas al teléfono móvil aumentó un 40 por ciento.

En este contexto varios sociólogos, psicólogos y académicos han estudiado el impacto social que tiene el uso de los teléfonos celulares, las implicaciones en los vínculos, la salud mental y la comunicación entre relaciones interpersonales.


Esta práctica conocida también como “el phubbing se ha vuelto la norma” es vista por varios estudios como una práctica normal, que cada vez toma más relevancia en el mundo entero y enciende los debates y reflexiones sobre el “cómo” nos estamos relacionando.
En algunos ámbitos la sociedad propone combatir el phubbing. Desde restaurantes que admiten no tener wifi y alientan a los comensales a conversar entre ellos, hasta organizaciones que tienen el objetivo de reforzar los vínculos humanos a fin de desterrar el ningufoneo de la cotidianidad.

Movimientos anti- phubbing


El sitio www.stopphubbing.com es un espacio destinado a usuarios que quieren combatir la práctica de ignorar a las demás en una cena o cualquier tipo de encuentro presencial.

La misma web señala en su páginas que, “la mayoría de las personas que realizan phubbing lo hacen para ver el estado de sus redes, chatear, buscar música, jugar videojuegos o buscar algo en Google”. Por esta razón la comunidad generada por esta web comparte contenido que ayuda a desconectar de los teléfonos y conectar con las dinámicas vinculares presenciales.

Por otra parte, dando lugar a la otra cara de la misma moneda, son estas mismas relaciones virtuales las que han animado a muchos a trabajar sus conflictos de interacción con otras personas. Es la pantalla la que permite tomar una distancia, dar un tiempo para contestar, llevar el intercambio a un plano menos demandante.

Aún así y sin dejar de lado la preocupación por el declive de las relaciones, el phubbing resulta peligroso para muchos investigadores porque es una conexión instantánea con la tecnología  pero que rápidamente lleva al desgaste y desconexión de las relaciones sentimentales. Por ser una práctica que ignora a los demás, puede generar en estos, angustia de no ser considerados y  además, un sin fin de subjetividades que encienden a la inseguridad. 

Algunas recomendaciones de expertos en el tema sugieren silenciar algunas notificaciones para evitar el desvío de atención en el tiempo compartido. Además, resulta clave entre quienes son ignorados y los que practican el phubbing, poder darse un espacio para compartir cómo se sienten ante una práctica que está cada vez más naturalizada.   

Sofi

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